No ha sonado aún la bocina del cierre de las puertas del tren. Los viajeros, aferrados a la lectura de páginas y reojos, aparcan sus cuerpos. Entre los brazos y piernas que se agolpan en el vagón, un pequeño grillo con gabardina y bastón avanza esquivando las pisadas. De un rápido salto se cuela por la oreja de una anciana que, para asombro de todos, se convierte en niña. Al salir, el grillo es perseguido por todos los viajeros, que quieren emborracharse de juventud. El vagón queda vacío y el tren de la vida reanuda su marcha recogiendo nuevos viajeros que acompañan a la niña solitaria…