No es habitual encontrar noticias de ciencia en el día a día sin excavar para encontrarlas. Abundan las noticias sobre política, deporte y sociedad. Sin embargo, si se bucea un poco en internet con verdadero interés, se llega a una amplia red de divulgadores de la ciencia cada vez más extensa. Personas con conocimientos avanzados en distintos campos del saber que dedican su tiempo a desgranar conceptos complejos de forma sencilla y comprensible para el gran público. Y creo que aquí está una de las claves para conseguir que un conocimiento, una realidad, un hecho o un acontecimiento relacionado con la ciencia sea comprensible y atractivo para la gente: el tiempo que le puedas dedicar a convertir algo complejo en algo sencillo.

En la mayoría de los casos, la ciencia llega a las redacciones de los medios de comunicación en forma de informes técnicos especializados, artículos científicos o teletipos de agencia. Y es precisamente la falta de tiempo de los periodistas lo que aleja la comprensión del gran público. El informador debe elegir uno o dos de entre los muchos temas que llegan a la redacción y adaptarlo en forma de artículo, con la inmediatez que requieren los tiempos de producción y consumo de información en la actualidad sin que, en muchos casos, tenga tiempo de ilustrar, aclarar o facilitar los conceptos a su audiencia. Al final, muchos de los textos que transmiten conocimiento científico son demasiado elevados, intrincados y técnicos, destinados a una minoría de entendidos en la materia.

No deja de ser sorprendente que, a pesar de que el conocimiento científico es uno de los motores de mejora social de nuestro tiempo, tenga aún tan poca cabida en los medios generalistas en formatos accesibles para la mayoría de la población. Y más aún en una etapa histórica en la que las tecnologías están dado altavoz viral a ideas y mensajes sin base científica, en muchos casos peligrosos, como las corrientes de antivacunas. Aquí es donde entra la gran importancia de la comunicación científica, también conocida como divulgación de la ciencia, es decir, un conjunto de técnicas y formatos comunicativos que facilitan a las personas -independientemente de su nivel de cultura científica- la comprensión de descubrimientos, eventos, hechos o conceptos que suceden en el mundo que les rodea y que han sido experimentados y comprobados bajo el rigor del método científico.

Por esta razón, es fundamental que los profesionales que se dedican a la investigación científica dediquen tiempo a comunicar sus hallazgos y objetivos, a apoyarse en comunicadores para adaptar su lenguaje al nivel de la audiencia no especializada para que la sociedad en su conjunto pueda comprender la importancia de sus experimentos y esfuerzos.

Siguiendo con esta línea de pensamiento, les dejo un vídeo que realicé el año pasado sobre el trabajo que el equipo de investigación Paleochar de la Universidad de La Laguna está desarrollando en una cueva de Buenavista del Norte (Tenerife) con el propósito de conocer mejor el pasado de nuestras islas y de sus primeros habitantes.