En los últimos años, han sido numerosos los enfoques teóricos que han abordado la necesidad educativa relacionada con los nuevos medios de comunicación. Desde las alfabetizaciones mediáticas y audiovisuales (heredadas de las literacies anglosajonas) hasta las competencias digitales, informacionales, audiovisuales y mediáticas. En 2013, un equipo de la Comisión Europea del Joint Research Centre, encabezado por Anuska Ferrari, elaboró un informe que articula la variedad de conceptos en un marco común, denominado DIGCOMP: A Framework for Developing and Understanding Digital Competence in Europe y que puedes leer aquí. La importancia de este informe es que unificó los diferentes espacios teóricos relacionados con los conocimientos, habilidades y actitudes que los ciudadanos deben adquirir respecto al uso de los nuevos medios digitales en sus distintos ámbitos: tanto funcionales, como éticos y expresivas.
Uno de los resultados más interesantes del informe es la definición de cinco dimensiones de la Competencia Digital: Información, Comunicación, Creación de Contenido, Seguridad y Resolución de problemas.
Es evidente que este tipo de aprendizajes, en esencia, no son algo nuevo. Sí lo es la naturaleza del universo digital, pero no el desarrollo de las competencias relacionadas con el uso crítico y creativo de los medios para avanzar hacia un mundo más justo y verdaderamente democrático.