Este curso académico fui invitado nuevamente por Marta Díaz, profesora de Enfermería de la Universidad de La Laguna, para impartir una sesión de orientación en sus sesiones del Máster Cuidados para la Salud. Como en otra ocasiones, la propuesta que desarrollé gravitó en torno a la idea del uso de internet como fuente de aprendizaje y en el desarrollo de las competencias de búsqueda, filtrado, interpretación y comunicación del conocimiento relevante relacionado con la temática propuesta por la profesora.

Cada grupo recibió una asignación temática por parte de Marta y, de forma cooperativa, tenían el reto de investigar este ámbito de conocimiento por sus propios medios -bajo la supervisión académica de la profe, que guiaría sus pasos a lo largo del proceso. El objetivo final: hilar un entramado digital interactivo mediante el cual cada grupo mostrase la información que encontró en la red, relevante y rigurosa, para explicar el tema al mundo. Por ejemplo, vean esta narración digital interactiva sobre las dependencias que realizó no de los grupos del curso:

Lo que me parece más potente de esta propuesta es el desarrollo de la competencia informacional del estudiantado, es decir, la capacidad para navegar en la red en la búsqueda de informaciones relevantes y rigurosas, descartando otras informaciones falsas o inexactas que inundan los foros y los portales, algunos de ellos especializados.

Combatir la posverdad y las fake news promovidas por focos de interés en la venta de productos milagrosos o simplemente opiniones que persiguen con ansia impertinente la atención (y los click) de incautas audiencias. ¿Cómo combatir esta amenaza que acecha a las nuevas audiencias? A través de prácticas educativas tanto formales como informales que activen el sentido crítico de los lectoautores y fomenten su curación de contenidos activa. Que los estudiantes dejen de ser canastas de teletipos informativos y se conviertan en investigadores de fuentes primarias y contrastadas. Fuentes que podrán sumar a su lista de cuentas “seguidas” en sus redes y avanzar en su propia dieta mediática y en la gestión de lo que aprenden a lo largo de su vida.

Y no sólo eso, ser capaces de expresar de forma conectada lo aprendido, elaborando una lectura no lineal para la interpretación de los espectadores de la red, permite al alumnado consolidar estos aprendizajes adquiridos y que se conviertan en autores que sacan partido a los contenidos generados por terceros, remezclando el conocimiento de forma consciente y constructiva.